Memorias del Subdesarrollo: 45 años

Posted: January 21, 2013 by jennroig in Reviews, Spanish
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“La Habana parece una Tegucigalpa del Caribe”. Sergio, en Memorias.

En Cuba, una Revolución estremeció al mundo. Mientras la niña a quien pocos apostaban nada daba sus primeros pasos, un hombre sentía fuego arder en su cabeza. Tomás Gutiérrez Alea estaba en una tertulia literaria cuando escuchó por primera vez los fragmentos una noveleta de Edmundo Desnoes. La fiebre no bajó hasta 1968.

Memorias del Subdesarrollo se estrena en salas de cine: película cumbre, de la década, de Titón, y sin dudas de la historia cinematográfica de su país.

Memorias del Subdesarrollo, 1968, Tomás Gutiérrez Alea

Memorias del Subdesarrollo, 1968, Tomás Gutiérrez Alea

Aquellos que han visto la cinta, van a reconocer la cara de esta mujer. No es un personaje, no tiene nombre. Es un símbolo. Apenas en el inicio, Titón se arriesga con uno de los primeros planos más complejos, osados, y lleno de significado del cine cubano de antes y después. Lo hace al ritmo de aquella “María Teresa”. Al hacerlo marca el tempo de una historia que va a tener tantos niveles de interpretación y pensamiento como el espectador quiera leer.

Luego viene la imagen icónica, la que quizás han visto aquellos que ni siquiera saben que existe la película. El Sergio que mira asomado a la ventana de su piso con un telescopio. El Sergio personaje que interpreta Sergio Corrieri el actor. Serio Corrieri de antecedentes semejantes a los del Sergio en la ficción.

Alea creó una película ensayo a partir de una ficción-tesis-ensayo literario.

Serio Corrieri (1939-2008)

Serio Corrieri (1939-2008)

Experimental, analítica, se divide entre sentimientos trágicos de fondo, un pensamiento cáustico en la superficie, y una aguda visión de la realidad y del contexto cambiante y épico que atraviesa ambos planos. En este universo se mueve Sergio, el protagonista, un intelectual que elige situarse más allá del vértigo colectivo y mirar la realidad como espectador pasivo, si bien atrapado, aún pensante. La contemplación de ciudad a través del telescopio es la metáfora visual más recurrente a la hora de rememoraciones.

Desde los inicios la literatura y el cine anduvieron de la mano, bebiendo uno del otro. Pero pocas veces una película satisface en comparación con el texto que le da origen. Memorias es una excepción. Fruto de la madurez de su autor, la adaptación de una pieza literaria alcanza una cima como filme.

Según críticos, una de las virtudes de Titón fue precisamente dotar de coherencia a las meditaciones discursivas de Sergio, que cual corriente de pensamiento en la novela va saltando de un tema a otro sin especial hilatura. Mientras que, en la película, el director logra establecer una relación de diálogo, de interacción, más que de dependencia entre la imagen y la palabra.

Luego de 45 años, la película se mantiene fresca. Muchos recuerdan que en los días del estreno Sergio resultaba un ser incómodo, criticable, al que el tiempo y los nuevos días han dado una perspectiva distinta, la de un intelectual atrapado en una época de emociones a la que intenta comprender, sobrevolar, desde la racionalidad más que desde el compromiso ciego e irrefutable. El tiempo demuestra que es una historia revalorizada por cada nuevo público que encuentra en ella motivos de identificación, reconocimiento, crítica y recuerdo.

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